El libro “TELLA un témoin à l’oeil aigu” está disponible siguiendo este enlace.

Como El Quijote, Tella percibe sus visiones más claridad que la realidad. Afable y confiado,cuando no va la carga con Rocinante, en busca de molinos y gigantes contra quienes combatir. Los encuentra, como lo demuestra su enfurrañado entrecejo. Como Charlot, Tella revoletea sobre La Ciudad, dandy a su manera, a pesar de sus obras. Observa las alegrías y las penas. Afecciona los enamorados, la justicia y los humildes. No tiene ni el bastón flexible ni el andar del pato, pero sí la misma mirada dulce. Como Edgar Poe, le es natural lo fantástico donde saca consecuencias rigorosas. Sus casas se estiran a lo alto como los desnudos de El  Greco y es tan cruel como Goya. Una visión se esfuma y madura en él. Un día,

un relámpago ilumina su futuro lienzo. Se concentra en él. Quiere restituirla tal cual, sin técnica, sin dominio, comostría, como él mismo dice. Entonces, se crispa e inventa algo en su lugar. Este algo es su propio arte.

Henri-Pierre Roché
(La Parisienne 02-1955)